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Rotavirosis

Los rotavirus porcinos, particularmente los del grupo A están ampliamente distribuidos en todo el mundo.

Etiología

Los rotavirus son virus ARN, de simetría icosaédrica y sin envoltura lipídica. Existen, al menos, 7 serogrupos diferentes, nombrados de la A a la G. Los rotavirus de los serogrupos A, B y C infectan al hombre y a diferentes especies animales, incluidos los cerdos. Los del serogrupo E han sido detectados únicamente en cerdos mientras que los de los serogrupos D, F y G solo han sido identificados en aves. Además, existen subgrupos o serovariedades antigénicamente distintas dentro de cada serogrupo.

No hay protección cruzada entre los rotavirus de diferentes serogrupos y esta protección es parcial entre diferentes serovariedades de cada serogrupo.

La ausencia de una envoltura lipídica y la presencia de una doble cápside proteica hacen que los rotavirus puedan resistir un amplio rango de pH y de temperatura así como la acción de muchos desinfectantes de uso habitual. Por ello, son extremadamente resistentes en el ambiente y pueden mantener su capacidad infectante durante meses.


Rotavirus vistos al microscopio electrónico con la forma de rueda característica


Epidemiología

Los rotavirus porcinos, particularmente los del grupo A están ampliamente distribuidos en todo el mundo. Los estudios realizados en diferentes países, incluido España, señalan seroprevalencias próximas al 100%, lo que indica que están infectadas prácticamente todas las granjas.

La transmisión es la fecal-oral. Los cerdos se infectan con virus presente en el ambiente contaminado con las heces de cerdos eliminadores. Su resistencia en el ambiente y las bajas dosis infectantes necesarias, hacen prácticamente imposible evitar la transmisión. Una vez que se produce la infección, los animales eliminan virus en las heces durante un periodo de 1 a 14 días.

La infección puede ocurrir en cerdos de cualquier edad, pero se detecta con mayor frecuencia en lechones de menos de 6 semanas. La incidencia en la primera semana de vida es generalmente muy baja y aumenta progresivamente con la edad, al disminuir los títulos de anticuerpos que los lechones reciben del calostro y de la leche. La proporción más elevada de lechones infectados se detecta entre la tercera y la quinta semana de vida. A partir de esta edad la infección es menos frecuente.

La principal fuente de infección parecen ser las propias reproductoras. Una proporción significativa de las cerdas con anticuerpos eliminan rotavirus entre los cinco días anteriores y las dos semanas posteriores al parto, sin que haya ningún signo clínico en la cerda.

Los fallos en el encalostramiento o en la latación favorecen la diarrea por rotavirus

Clásicamente se consideraba que los rotavirus porcinos solo infectaban a esta especie, pero algunos trabajos apuntan hacia la transmisión, al menos ocasional, de rotavirus entre diferentes especies. Se han identificado rotavirus bovinos en cerdos con diarrea mientras que rotavirus de origen porcino han sido aislados en brotes de gastroenteritis en caballos y en el hombre.

Los rotavirus porcinos, particularmente los del grupo A están ampliamente distribuidos en todo el mundo. Los estudios realizados en diferentes países, incluido España, señalan seroprevalencias próximas al 100%, lo que indica que están infectadas prácticamente todas las granjas.

La transmisión es la fecal-oral. Los cerdos se infectan con virus presente en el ambiente contaminado con las heces de cerdos eliminadores. Su resistencia en el ambiente y las bajas dosis infectantes necesarias, hacen prácticamente imposible evitar la transmisión. Una vez que se produce la infección, los animales eliminan virus en las heces durante un periodo de 1 a 14 días.

La infección puede ocurrir en cerdos de cualquier edad, pero se detecta con mayor frecuencia en lechones de menos de 6 semanas. La incidencia en la primera semana de vida es generalmente muy baja y aumenta progresivamente con la edad, al disminuir los títulos de anticuerpos que los lechones reciben del calostro y de la leche. La proporción más elevada de lechones infectados se detecta entre la tercera y la quinta semana de vida. A partir de esta edad la infección es menos frecuente.

La principal fuente de infección parecen ser las propias reproductoras. Una proporción significativa de las cerdas con anticuerpos eliminan rotavirus entre los cinco días anteriores y las dos semanas posteriores al parto, sin que haya ningún signo clínico en la cerda.

Los fallos en el encalostramiento o en la latación favorecen la diarrea por rotavirus
Los fallos en el encalostramiento o en la latación favorecen la diarrea por rotavirus

Clásicamente se consideraba que los rotavirus porcinos solo infectaban a esta especie, pero algunos trabajos apuntan hacia la transmisión, al menos ocasional, de rotavirus entre diferentes especies. Se han identificado rotavirus bovinos en cerdos con diarrea mientras que rotavirus de origen porcino han sido aislados en brotes de gastroenteritis en caballos y en el hombre.

Patogenia

Los rotavirus replican exclusivamente en el citoplasma de los enterocitos maduros que recubren la punta de las vellosidades del intestino delgado. debido a que éstos poseen enteroquinasa, la enzima necesaria para la activación de la tripsina que a su vez activa a los rotavirus.

La multiplicación en los enterocitos origina degeneración, lisis y descamación hacia la luz intestinal, causa atrofia de las vellosidades. El grado y la distribución de esta atrofia es de menor entidad que la causada por otras infecciones entéricas víricas del cerdo, como la gastroenteritis transmisible o la diarrea epidémica porcina.

La relación entre la longitud de las vellosidades intestinales y la profundidad de las criptas es de 7 a 1 en el lechón sano. La infección por rotavirus hace que esta relación pase a ser de 5 a 1, mientras que en la gastroenteritis transmisible, que es la infección vírica más grave, pasa a ser de 1 a 1.

Vellosidades en un lechón control
Vellosidades en un lechón control
Autor: S Done

La atrofia de las vellosidades, es mayor y afecta a más superficie del epitelio intestinal en lechones de corta edad. Además, los rotavirus de los serogrupos A y C se asocian a un mayor acortamiento mientras que los del serogrupo B tienen una capacidad patógena menor. Tras la infección, la recuperación del epitelio intestinal lesionado comienza muy rápidamente, restableciéndose en un corto plazo de tiempo la integridad de las vellosidades.

El principal mecanismo por el que los rotavirus pueden causar diarrea es la mala absorción del alimento provocada por la destrucción de enterocitos maduros, que origina una disminución de la actividad enzimática. Esto hace que quede alimento sin digerir, aumentando la presión osmótica en la luz intestinal, lo que provoca retención de agua apareciendo diarrea. La proliferación de enterocitos inmaduros en las criptas para reemplazar a los enterocitos maduros destruidos contribuye a la diarrea debido a la actividad secretora de estas células.

Estudios recientes señalan posible la participación de la respuesta inflamatoria local o de alguna posible enterotoxina en la patogenia de la diarrea por rotavirus.

Cuadro clínico y lesional

Cuando las condiciones de las explotaciones son adecuadas, la mayoría de las infecciones por rotavirus cursan de forma subclínica o con un cuadro leve en los lechones lactantes. En la mayoría de las granjas las cerdas reproductoras tienen un título elevado de anticuerpos antirotavirus debido a que la infección afecta a todas las granjas y es enzoótica en éstas. Las cerdas transfieren estos anticuerpos a los lechones a través del calostro y de la leche.

El cuadro clínico de diarrea se produce cuando los lechones ingieren elevadas dosis de virus, capaces de superar la inmunidad pasiva, o cuando hay fallos en el encalostramiento o en la lactación que hacen que los lechones no reciban suficiente cantidad de anticuerpos. Estos fallos se producen con más frecuencia en cerdas primerizas o en cerdas que tienen agalaxia o hipogalaxia en mayor o menor grado.

Por tanto, la aparición de la enfermedad en condiciones de campo estará determinada por la inmunidad que reciben los lechones de sus madres, por la presión de infección existente en las parideras (limpieza y desinfección de estas instalaciones) así como por todos aquellos factores que, de una u otra forma, afectan al alojamiento y alimentación adecuados de los lechones.

Contenido intestinal en una diarrea grave por rotavirus
Contenido intestinal en una diarrea grave por rotavirus
Autor: L Carrasco

El cuadro clínico en lactantes se caracteriza por diarrea más o menos líquida, de color blanco a amarillo, que, en ausencia de complicaciones, remite en 2-3 días. La morbilidad es habitualmente moderada (<20%) y la mortalidad es nula o muy baja si las condiciones de alojamiento y manejo son correctas. Por el contrario, el cuadro clínico, la morbilidad y la mortalidad pueden ser importantes cuando existe alguna otra enfermedad concurrente o un manejo inadecuado.

Tras el destete, la mayor parte de las infecciones por rotavirus son asintomáticas o cursan con una diarrea leve y de limitada duración. La infección por rotavirus en lechones destetados puede exacerbar el cuadro asociado a otras infecciones como E. coli.

Las lesiones que causa la infección por rotavirus en lechones se limitan al intestino delgado, particularmente al yeyuno e íleon. En los lechones de corta edad, el adelgazamiento de las paredes del intestino delgado puede ser evidente macroscópicamente. Además, la microscopía permite observar el acortamiento de las vellosidades y el grado de este acortamiento así como la hipertrofia de las criptas de Liebërkuhn.

Diagnóstico



El cuadro clínico y lesional asociado a las infecciones por rotavirus en los lechones es inespecífico. Por ello es necesario confirmar la sospecha con un diagnóstico en el laboratorio.

La detección directa de rotavirus en heces puede hacerse por diferentes técnicas principalmente ELISA, aglutinación en látex o RT-PCR.

Sin embargo, a la hora de llevar a cabo este diagnóstico directo es importante tener en cuenta el carácter subclínico con el que cursan muchas de las infecciones por rotavirus. La detección de rotavirus en las heces de un lechón con diarrea no implica necesariamente que éstos sean el agente causal de la diarrea o el agente etiológico más importante de la misma.

Es necesario descartar la presencia de otros agentes entéricos bacterianos o parasitarios con mayor capacidad patógena (E. coli, Clostridios, Isospora suis…) y tener en cuenta otros aspectos, como las condiciones de explotación o la edad de los animales afectados para tratar de establecer el diagnóstico definitivo.

Tratamiento y control

Al igual que ocurre en el resto infecciones víricas del cerdo, no existe un tratamiento etiológico para la diarrea por rotavirus.

La aportación de agua de bebida con soluciones que contengan electrolitos, glucosa y glicina permite limitar la mortalidad. Como habitualmente no son muchas las camadas afectadas también pueden tratarse mediante la inyección de soluciones isotónicas por vía intraperitoneal.

Además, es fundamental para el control de la diarrea causada por rotavirus que las condiciones ambientales y de manejo sean adecuadas, prestando especial atención a la higiene y a los fallos en la lactación.

Una paridera de calidad favorece el control de las infecciones por rotavirus
Una paridera de calidad favorece el control de las infecciones por rotavirus

Como indicábamos, los rotavirus están presentes en la práctica totalidad de las explotaciones porcinas. Su gran resistencia en el ambiente hace que su eliminación total sea prácticamente imposible. Las medidas de control deben encaminarse a disminuir la presión de infección en las parideras y a potenciar la inmunidad materna transferida por las reproductoras a los lechones.

Para disminuir la presión de infección, las salas de parto y transición deben estar diseñadas para favorecer la limpieza y minimizar el contacto con las heces. Además, son esenciales el manejo todo dentro-todo fuera y aplicar protocolos adecuados de limpieza y desinfección entre lotes.

Para garantizar una inmunidad materna adecuada, puede ser necesaria una estimulación periódica de las reproductoras que incremente el título de anticuerpos circulantes específicos en estas cerdas y, por tanto, el nivel de inmunoglobulinas secretadas por la mama durante la lactación.

Esta estimulación es especialmente recomendable para las primíparas que poseen un menor nivel de inmunidad frente a los rotavirus. Puede lograrse mediante la administración de vacunas vivas atenuadas durante la gestación, existentes en algunos países, o más fácilmente mediante la exposición a heces de lechones lactantes y recién destetados.

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